Azul, verde, rojo, amarillo, naranja, rosa, blanco…Más intensos o más templados los colores forman parte de su todo.
Junto con su brillo y lucidez las cerámicas turcas ocupan lugares inesperados que iluminan con insinuantes destellos todo su alrededor. Cada pieza única y diferente a cualquier otra, crea sensaciones de sutileza y belleza en el ambiente. Cada diseño artesanal, complementa grandes y pequeños espacios, bien dentro del hogar o fuera de este tomando la luz del sol o de la luna.
Asimismo, acogen calidez y tradición, mostrando los detalles únicos que componen sus diversas formas, curvas y bordes realizadas con unas magnificas manos asignadas para ello. Manos que con movimientos y actuaciones casi invisibles hacen que nazca en cada pieza una personalidad y gracia que se impregna allá donde permanezca.
La admiración que se manifiesta al observarlas coloca a la cerámica y sus adornos turcos en un pedestal situado en las más altas posiciones de este tipo de arte. Arte que, de una manera u otra no te debe faltar.
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